TENEMOS QUE HABLAR DE (EL FUTURO) JAMES BOND EN NUESTRA PORTADA DE FEBRERO 2019 Algunas reglas se hicieron para romperse y, en el caso de la moda, eso te pueden ayudar a verte mucho mejor.
por Stuart McGurk Richard Madden tiene la costumbre de ponerse a sí mismo en situaciones que son las peores posibles, en las que jamás se hubiera imaginado estar. Por ejemplo, odia cantar. Confiesa que es malo en ello y que una de sus peores pesadillas es que lo obliguen a hacerlo, pero cuando le digo que próximamente lo veremos en Rocketman, un musical sobre Elton John en el cual, obviamente, tendrá que cantar un montón, exclama: "¡Pues gracias al cielo que existe Auto-Tune!". Y a pesar de todo lo anterior, me comenta que el día después de esta entrevista, estará como invitado en Carpool Karaoke, donde, desde luego, se espera que cante. Le confieso que yo pensaba que a ese programa sólo invitaban a intérpretes musicales, pero me corrige: "Uy, no, también invitan a gente tonta". Con lo cual quiere decir "gente que acepta ir como invitada a ese programa".
Gente. Esa es otra. Madden tiene problemas con el concepto de "gente". Me dice que le parece que todo el mundo lo está mirando. Y tiene razón, como podremos imaginar: todo el mundo lo está mirando. Quedamos de vernos para almorzar en The Wolseley, en el distrito londinense de Mayfair. A medida que Madden avanza por el local, dirigiéndose hacia mí, con su suéter de tejido grueso azul marino de cuello alto, las cabezas de los demás comensales, a diestra y siniestra, se voltean para verlo como si estuvieran en un partido de tenis. "¿Ese es el que sale en...?". Sí, es el guardaespaldas de Bodyguard, el tipo al que, según los rumores, hace unas cuantas semanas le ofrecieron el papel del 007 para suceder a Daniel Craig. Sí, es la estrella de una serie televisiva cuyo capítulo final —según reportó la BBC apenas hace unas semanas— ha sido el episodio de una serie dramática más visto jamás, desde que se empezó a llevar la cuenta de los volúmenes de audiencia. Sí, es ese actor que ya era famoso en televisión gracias a su interpretación de Robb Stark en Game of Thrones, pero que de pronto alcanzó un nivel de fama inusual gracias a algo que todos creían muerto y enterrado: la televisión según horarios programados, esos que se vuelven trending topic en Twitter al grado de que los usuarios tienen que suplicar que no haya spoilers en su TL. Y todo eso está bien y es excelente y maravilloso, y es precisamente por lo que estamos ahí ese día, pero también tiene que ver con... gente.
"La verdad, esto es algo que no le hace honor a las viejas nociones de paranoia y ansiedad", me dice, una vez que toma asiento, "porque, en mi caso, la paranoia es muy real"…
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